jueves, junio 26, 2008

Sobre as festas juninas

Aunque para dormir haya que vestirse con varias capas de ropa y taparse con la mayor cantidad de frazadas posibles (lo que inevitablemente favorece el aliento a la promiscuidad, ya que las habitantes de la casa ruegan que las demás pasen la noche en los dormitorios de sus respectivos "chongos" para así, poder apropiarse de sus colchas), en Brasil hay fiesta. Es cierto que esta zona se olvidó de ser tropical y que sus accidentes geográficos lejos están de una playa paradisíaca, pero el ánimo de mis colegas estudiantes y de los habitantes santamarienses se fue vistiendo con sombreros de paja, vestidos de indiana con shorts con elástico de la misma tela por debajo, cachetes colorados con pecas negras bien marcadas y dos colitas o trenzas en el pelo (muy al estilo Familia Ingalls). Es que junio es el mes de las Fiestas Juninas, una celebración tradicional de origen europeo, que es muy popular en el norte de Brasil. Además de recibir su nombre por el mes del año en que se hacen, conmemoran a tres santos católicos: San Antonio, San Juan y San Pedro. Históricamente, está relacionada con la fiesta pagana del solsticio de verano, que era celebrada el 24 de junio, según el calendario juliano (pre-gregoriano) y cristianizada en la Edad Media como "fiesta de San Juan".
Las tradiciones se fueron aggiornando y, lo que inicialmente era una fiesta rural, llegó a la ciudad con algunos cambios y se celebra con comidas, bailes y música típica. La teoría de los extranjeros que se encuentran viviendo en Santa María es que para los brasileros, cualquier excusa es buena para tomar un poco y pasarla bien...
Al menos en esta ciudad, los boliches arman algún día del mes una fiesta de ese estilo pero, por lo general, éstas se organizan por grupos de amigos, en casas, donde todos se disfrazan para la ocasión con ropa campechana, "caipira" (anteriormente descriptas las formas más tradicionales), con camisas cuadrillé y zapatillas de colores distintos en cada pie, además del maquillaje típico para las chicas y algún bigote o patillas dibujadas con corcho quemado o delineador para los varones. Algunas coquetas alquilan o compran los trajes originales que visten como un juego por una noche. Casi como unas Cenicientas caipiras.
En la fiesta, lo que no puede faltar es el quentão, una bebida hecha en base a vino tinto, azúcar, cachaça, canela, clavo de olor y jengibre, que se mixtura en una olla con un poco de agua y se sirve bien caliente! A través de mis dos experiencias de fiestas juninas del fin de semana pasado, puedo testimoniar que es bastante rico y que al ser muy dulce no hay que emocionarse tomando en cantidades, porque presencié escenas de consecuencias casi críticas.
Además, mucha comida dulce es servida en la mesa, sin dar opción al ataque al hígado. Turrones, raspaduras (azúcar cocinada de varias formas diferentes con coco o maní, lo que hace que haya muchos platitos), pochoclos y garrapiñada... caseritos!, pipoca (maíz inflado), mandolate (bocaditos riquísimos con gusto a banana y goaiaba –que además disfruto cada tanto como postre del comedor universitario), amendolate (es una especie de Mantecol –acá no existe-, pero un poco más feito). Además, hacen “cachorro quente” (que es una especie de pancho pero en esta zona la salchicha se corta chiquita y es mezclada con una salsa que, entre otras cosas, tiene tomate y cebolla) y sirven unas semillas marrones alargadas (que no recuerdo el nombre y cuyo tamaño es aproximadamente el doble a una almendra) que, luego de hervirse, se muerde uno de los extremos para que la parte comestible sea expulsada por el “caparazón” –ahora sí, del tamaño de una almendra- y así, comerla con un poco de sal. Contra todas mis expectativas, es rico!
Por otro lado, los estudiantes de Comunicación conservan el estereotipo en varias latitudes y, aunque todos prefieran la música ochentosa, suenan los ritmos tradicionales para acompañar los bailes “de quadrilha”. En parejas, se danza en tren, en ronda y en fila haciendo puentes. Los que inician dicha quadrilha son un “novio” y una “novia”, ya que antes del baile se recrea un "casamiento caipira". Durante la divertida danza, es necesario que uno de los integrantes marque el ritmo y maneje al grupo, ya que los pasos son tradicionales, pero su elección es al azar.
Ya asistí a dos, pero mis compañeritos de curso están organizando otra fiesta para la semana que viene. Alguien tiene un sombrero campechano para prestarme?

1 comentario:

Eugenia dijo...

"lo que inevitablemente favorece el aliento a la promiscuidad, ya que las habitantes de la casa ruegan que las demás pasen la noche en los dormitorios de sus respectivos "chongos" para así, poder apropiarse de sus colchas" ..... o que é isto cara?!?!!? de que promiscuidad estás hablando sabrina díaz virzi??? pensar que yo en BRASIL no era ASÍ!!!

te extrañoooo muuuucho!!!!!
al final nunca fui a una fiesta junina como dice la ley...pero confio que debe ser como tus certeras palabras la describen!

te quierooo hna mayor!

besooos